martes, 15 de septiembre de 2015

Como decirle que no

Resulta ser hermoso cuando llega una vida nueva a casa, y aun más, sabiendo que será muy pequeño y hermoso. Ser tíos por primera vez, es tener la gran satisfacción de que cuando ellos crezcan tu les podrás dar muchas cosas, que quizá a ti no te dieron de pequeño.

 Tenerlos en tus brazos es sentir esa piel tan blanda y a la vez seda total, es así de hermoso tener esa gran emoción por ser tía por primera vez. Cuando ellos, lloran es como un aullido de un gatito. La erupción huele a una mezcla de leche y quesillo guardado, e incomodo para nosotros si los tenemos cargados en ese momento. Pero tan sensible en ese momento, porque a la mañana siguiente tendrá ese olorcito, que solo los bebes lo tienen.

Cambiarles, el pañal suele ser difícil, para los tos primerizos, muchos prefieren que su mamá lo haga, pero carambas, si tan sólo son heces de una criaturita que aún sólo toma leche. La forma de bañarlos, con ese gran temor, de decir hay, se puede quebrar, se va a enfermar. Suele pasar, pero aún así, su cuerpecito es tan frágil e indefenso que dan esas ganas de que siempre sean así.

Los primeros pasos, las primeras palabras, que fue tía Pakol, tan carismático, y emocionante, saber que pronunciaron tu nombre, quizá por ser la tía favorita, o porque tus hermanos gritan tu nombre de esquina a esquina cuando no estás en casa. Es así, como ellos van creciendo, los zapatitos, ya se van agrandando, y se van hinchando. Logran comer mucho, como también un casi nada. Es cuestión de jugar con ellos, y hacerles saber que son muy queridos e engreídos por nosotros.

Con el paso del tiempo, llegan a la capacidad, de saber que es bueno y malo. Es cuando desde pequeños lo han ido viendo, pues él tiene 2 años. Fui yo quien lo impulso, día a día, para que caminara, o mejor dicho, corriera de una vez por todas. Fue un niño precoz, que con tan sólo 9 meses daba pasitos semi perfectos, tanto así que ni sus papas lo creían. 


  El pañal se lo retire en verano de este año, fue muy incomodo para el decir quiero pufi, pero así se lo enseñe .Ahora ya se ha acostumbrado a sentarse por sí solo en el bacín, y llamar a la tia Pakol, a que llegue y lo pueda ayudar. Es así, como a él, se me es difícil decirle no, quizá se lo diga por momentos. Pero después caigo en esa trampa suya, de besos con baba, o el pico wingo(beso de pez) y zas. Caí redondita. 

Ese es mi sobrino, igual, o quizá más querido que otros. Soy una tía satisfecha, por saber que ese niño me quiere mucho. Es celoso, cuando alguien se me acerca, si fuera por él fuera estaría dispuesto a morderlo.

El es Christian Raúl Ramirez Escalante.El chiqui, más chiqui de los llorones, pero el más inteligente y de risita china que una tía así como yo quiso tener siempre.

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